En nuestra vida cotidiana todos nos vemos enfrentados a la necesidad de comprar. Comprar para comer, para vestirnos, para limpiar en el hogar, para nuestro cuidado personal y familiar, para beber, para mejorar nuestra salud, para la diversión personal y la de nuestra familia, solo por mencionar algunas compras frecuentes. La tendencia mundial hacia la oferta de todo tipo de productos se hace cada vez más a través de las cadenas de supermercados. Más de 60% de las compras de productos de consumo masivo se hacen en estos establecimientos.
Los estudios científicos y estadísticos de conductas del consumidor han comprobado que un producto exhibido para ser vendido tiene una opción de 7 segundos como máximo para atraer la atención del comprador que se pasea mirando y seleccionando lo que comprará. Si el comprador se detiene a mirar el producto y lo toma en sus manos existe una clara posibilidad de que lo adquiera.
La etiqueta, envase o packaging no es solo un elemento más del envase. Es una herramienta poderosa para incrementar ventas.
Si analizamos la inversión en promoción y publicidad para incrementar las ventas de cada país, veremos como la inversión en etiquetas no guarda proporción con el nivel de importancia que ésta tiene al momento de la compra.
Una etiqueta vistosa y bien diseñada no es aquella que posee muchos colores o colores llamativos sino aquella que llama la atención y brinda información con personalidad.